Monday, October 05, 2009

Presentación Libro: ALFREDO JAAR: GRITOS Y SUSURROS.

Texto preparado para la presentacion del libro "ALFREDO JAAR: Gritos y Susurros" de la Periodista ELISA CARDENAS, en el marco de la Feria de Arte ChACO. Santiago, Chile.


El presentar un libro me remite inmediatamente a una pregunta ¿se debe hablar del libro, como objeto y asunto, o sobre aquello que trata el autor del mismo?


Este asunto se extrema en el caso de ALFREDO JAAR: GRITOS Y SUSURROS, pues inmediatamente la pregunta queda atrapada en si hablar del interesante trabajo de Elisa Cárdenas o sobre la obra de Jaar que el libro recoge a partir de una extensa y gratamente fluida entrevista.


En mi caso, arquitecto, parece más conveniente soslayar el problema y referirse a otro asunto. Obviamente relacionado, pues es el texto quien lo detona, pero que busca escapar directamente del análisis de texto u obra y poner la mirada sobre asuntos de mi directo interés, mas relacionados con mi campo disciplinar y que innegablemente atraviesan el trabajo descrito en el libro. Es evidente que la obra de Jaar y su materialización, está directamente construida a partir de su formación como arquitecto. Incluso en el texto menciona, que su retorno a los estudios formales de arquitecto, que había abandonado, se debió mayormente debido a la influencia de sus cineastas admirados, quienes declararon que eran o les hubiera gustado ser arquitectos. Si bien se puede considerar anecdótica esta declaración de Jaar, me permite entender que la construcción de su obra pasa por un proceso metodológico muy parecido al del proyecto de arquitectura.


Es aquí donde radica mi interés en la obra de Jaar, hoy gatillado por el texto de Elisa, pues me permite establecer que los proyectos de Jaar, si bien radicados dentro de las artes visuales, son evidentemente proyectos de arquitectura, al menos en términos de su construcción lingüística.

Mi aproximación a la obra de Jaar es bastante tardía, producto quizás de la desinformación que algún otro motivo. Curiosamente, esta aproximación más que por interés a Jaar mismo, se produjo por interés a uno de los participantes a JAAR SCL-2006. Debido a la invitación de la organización de la exposición y sus eventos relacionados, me toco acompañar a Ricardo Scofidio, arquitecto neoyorkino y parte de Diller+Scofidio, una práctica arquitectónica que desde mis días de escuela me ha sorprendido y motivado más de una pregunta. A la fecha han producido un trabajo que ha utilizado elementos muy similares a los de Jaar para su trabajo profesional, el cual incluye desde instalaciones en calles y museos hasta edificios propiamente tales. Lo particular de su trabajo es que si bien arquitectos usan herramientas propias de las artes visuales para el diseño de su producción arquitectónica. Así nos encontramos con proyectos que escanean el interior de edificios, a partir de pantallas en sus fachadas, parásitos museales que reconocen y cuentan a los visitantes, obligando a repensar la condición de contenedor y de preservador, performances publicas, donde cuerpo y edificio parecen fusionarse, pero por sobre todo desde algunos trabajos que operan desde un entendimiento y cuestionamiento mas propio en las artes visuales que en la concreta arquitectura.

De esta manera, tenemos un artista visual produciendo obras en el campo de las artes visuales pero desde las herramientas de la arquitectura y por otro a unos arquitectos produciendo arquitectura pero con las herramientas propias de las artes visuales.


La producción disciplinar de Jaar opera desde rigurosas aproximaciones arquitectonicas, investigación, proyectacion, construcción para producir un hecho, sea construido o no, que da cuenta de estas herramientas y de las cuales el texto hoy presentado esta pletórico. Al mismo tiempo, D+S, buscan la ambigüedad y sutileza de las artes visuales para plantear asuntos contingentes que el mero hecho arquitectónico es incapaz de asumir.


Esto se descubre en la conjunción de dos proyectos de D+S y Jaar respectivamente, con coincidencias quizás lejanas para algunos, pero me permiten ahondar en el argumento. DIller y Scofidio diseñaron un pabellón construido para la exposición en Yverdon-les-Bains, Suiza, el cual simplísimamente, construye lo ambiguo e inverosímil. A partir de utilizar agua inyectada a presión al medio ambiente, construyen un pabellón difuso y cambiante, el cual opera justamente contra la condición, al parecer, más anhelada de la cultura contemporánea, la nitidez y la híper-resolución de la imagen. El pabellón no existe sin la nube borrosa que producen los inyectores de agua, es solo estructura descargada de forma y función. Esta situación permite entender que cumpliendo con todos los elementos propios para ser arquitectura, es algo más que un contenedor con sentido, sino una reflexión concisa acerca de ciertas condiciones contemporáneas que damos como absolutas. Además, agrega el tiempo, leído como condición proyectual, como factor decisivo. Es una obra que está sometida al arbitrio de condiciones temporales, tanto en su forma como en su duración como tal.

El proyecto de Jaar, “The Skoghall Konsthall”, en Suecia, una galería de arte construida en otro material inverosímil para la arquitectura occidental, el papel, y peor aun en términos arquitectónicos, solo pensada para durar solo 24 horas después de su inauguración, para luego desaparecer bajo un incendio tan planificado como su propia construcción. Toda la galería, desde su definición material producto directo de la empresa papelera que rige al pequeño pueblo escandinavo, hasta su condición estructural y funcional es un hecho arquitectónico, pero que tiene innegablemente asumida su temporalidad. Esta condición, la de ser destruida para alcanzar su significado y relevancia, es la que la constituye en una obra de las artes visuales y pareciera alegarla de su ser arquitectónico. Su objetivo no es operar desde la construcción espacial, sino la de alcanzar su finalidad por el evento de desaparecer.

En ambas obras, las condiciones temporales aparecen claramente como un argumento común, construido con métodos distintos pero con resultados similares, donde se pone en duda desde el uso, el tiempo, el material y el significado asociado a cada una de ellas, permitiendo preguntar cuál es su condición final, el ser obra de arte-cuestionadora por antonomasia- o ser obra de arquitectura –segura, eficiente y complaciente-.

Me permito terminar con palabras de Adolf Loos, arquitecto Vienes:

"El hombre ama todo lo que le proporciona comodidad. Odia todo lo que le saca de la posición que ha logrado y que se ha asegurado, y odia todo lo que le molesta. Y por ello, ama la casa y odia al arte."


1 comment:

PEISA said...

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